Guacamayas

Hay una pelea intensa entre leoneses y guanajuatenses y el motivo es el origen de las
guacamayas, una torta que funciona como estandarte de la comida callejera del estado.
Por las calles reconocerás a los vendedores por traer una canasta llena de chicharrón de
cerdo -mejor conocido en esos lares como duro– y al lado un bote de salsa. También
traen una bolsa llena de bolillos recién horneados que después rellenarse con todas esas
delicias coronan con unas lajas de aguacate fresco.
Quienes hayan experimentado la mágica sensación y juego de texturas que provoca dar
una mordida a esta comida callejera sabrá que pocas cosas hay tan placenteras como
este antojito mexicano. La combinación salada del chicharrón con su crujosidad y la salsa
acidita y picante las vuelve prácticamente adictivas.
Dicen que esta emblemática torta de chicharrón seco se inventó en los años 50, cuando
un obrero pidió a un vendedor de tortas que rellenaran su bolillo con ‘duro’ y salsita.
El resultado estaba tan picante que no paraba de hacer ruidos como las de los pájaros y
por eso bautizaron este tentempié como guacamayas.
A medio día es muy común encontrar carritos que las venden: son el mejor entre comidas
de la ciudad de León y de Guanajuato. La plazuela de San Fernando y el monumento al
Pípila, en la capital del estado, son de las paradas obligadas para probarlas, aunque las
legendarias de Don Diego, en la ciudad de la piel, también son imprescindibles.
El bolillo debe ser fresco y estar retacado de chicharrón de cerdo y salsa roja hecha con
chile de árbol. Las mejores también traen mucho aguacate para que la disfrutes más.

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